Presión social y bajar peso: dos fuerzas incompatibles
La presión social es el factor con mayor influencia negativa sobre el cambio de hábitos de alimentación. Desgraciadamente suele pasar desapercibido, porque apenas encontrarás información sobre este tema, además se suele confundir con la envidia lo que dificulta que reconozcas su valor real.
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La presión social forma parte de ese instinto tribal tan humano, que trata de hacer que todo siga igual dentro de un grupo (ya sea la familia, los amigos o la ciudad), porque produce una falsa sensación de estabilidad en el grupo.
Todos somos altos o delgados dependiendo con quién nos comparemos. Casi todo el mundo es más bajito que un pivot de baloncesto profesional y más delgado que un luchador de sumo japonés.
Así es normal que valoremos nuestra imagen personal en relación a aquella imagen que se considera “normal” dentro de nuestro grupo social de referencia: Como puede ser llevar una ropa similar, tatuajes similares, una misma manera de hablar o gesticular que son características de ese entorno social.
En el post sobre la identidad ya te expliqué que tienes una identidad individual que es la que te diferencia de las demás personas y una identidad social, que se basa en lo que tienes en común con los miembros del grupo con el que te identificas.
El el post sobre la imagen física te expliqué que solemos caer en el error de creer que nuestra imagen es nuestra identidad o el ingrediente más importante de la misma.
- ¿De dónde viene toda esa presión social?
De que solemos confundir nuestra identidad personal con la identidad de nuestro grupo social de referencia, cuando son identidades distintas.
La presión social también suele camuflarse de preocupación sincera por la salud y el peso de la otra persona. Es frecuente que la persona que adelgaza escuche comentarios “bienintencionados” como estos:
«Deberías adelgazar. Eres muy joven y es una pena todos esos kilos que te sobran»
«Cuídate porque tienes el aspecto de haberte abandonado, como si no te importase lo que piensen las personas que te quieren»
Pero incluso aunque hayas adelgazado bastante, seguirás escuchando comentarios de signo contrario de las personas que afirman quererte bien y preocuparse por ti:
«Deberías tener cuidado. Has adelgazado mucho y no sería raro que padecieses una anemia».
«No adelgaces más, porque te estás quedando feísima».
«Desde que has adelgazado tienes un carácter insoportable».
Estos comentarios, referidos la persona que adelgaza, suelen ser de alarma hacia un comportamiento que no es el de la mayoría. Lo que realmente te están diciendo es:
«Tu comportamiento de adelgazar no es el de la mayoría de este grupo. Desde que estás más delgada haces parecer a otras personas del grupo más gruesas, cuando se comparan contigo. Eres una provocadora que está alterando la paz en la que vivíamos, con tus ganas de estar más delgada».
¿En qué consiste la presión social?
Es la influencia ejercida por un grupo social para conseguir que una persona cambie su actitud, comportamiento, pensamiento, sistema de creencias y su estilo de toma de decisiones.
Tiene una parte positiva porque ayuda a las personas a integrarse mejor en un grupo y una parte negativa, cuando se utiliza como manipulación, ya que es el instrumento necesario para que una persona actúe contra sus intereses particulares, para satisfacer los intereses del grupo.
Los miedos que se utilizan como instrumentos de presión social son:
El miedo al rechazo, el miedo a la soledad, el miedo a no recibir el amparo del grupo, el miedo a perder la intimidad y el anonimato y el miedo a convertirse en un marginado.
Cuando sientas miedo, pregúntale a tu miedo qué mensaje te trae y descubrirás fácilmente si estás siendo víctima de la presión social.
La autoestima baja favorece ese miedo y de hecho las sociedades que más sufren la manipulación suelen tener la autoestima social más baja.