Un día, un monje que estudiaba en el templo, acudió a Chao-chou y dijo: “Estoy confundido. Me gustaría que el Maestro me diera alguna orientación”. El Maestro Zhaozhou contestó: “¿Ya has comido tus gachas?”, “Sí”, contestó el monje. “Bien, entonces ve y lava tu cuenco”
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5:31
Lo más íntimo
Dizang le preguntó a Fayan: — ¿A dónde vas?
Fayan respondió: —En un peregrinaje.
Dizang volvió a preguntar: — ¿Cuál es el objetivo de peregrinar?
Fayan contestó: —No lo sé.
Dizang aseveró: —No saber es más íntimo.
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5:13
La belleza de la montaña
Un monje preguntó al maestro:
"¿Cuál es la verdad última?"
"La montaña está maravillosa hoy", dijo el maestro.
"No pregunté por la montaña sino por la verdad", insistió el discípulo.
"Hasta que no veas la montaña", concluyó el maestro, "no verás la verdad".
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4:20
Atención significa atención
Un hombre acudió a Ikkyu, maestro Zen, y le pidió algunas palabras que pudieran orientar sabiamente su vida. Ikkyu, en un trozo de papel,
escribió: ATENCIÓN.
El hombre manifestó que no comprendía lo que el maestro había querido decirle, y le rogó que se lo explicara.
Ikkyu tomó el papel y escribió: ATENCIÓN, ATENCIÓN.
Al solicitar nuevamente una explicación, Ikkyu escribió: ATENCIÓN, ATENCIÓN, ATENCIÓN, quiere
decir ATENCIÓN.
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6:03
La taza de té
Nan-in, un maestro japonés de la era Meiji, recibió en
una ocasión la visita de un profesor de la universidad que acudió a preguntarle acerca del zen.
Nan-in sirvió el té. Colmó por completo la taza de su huésped y
continúo vertiendo té.
El profesor observó el desbordamiento hasta que no pudo conte
nerse más. «¡Está rebosando. ¡No cabrá nada más!».
«Igual que esta taza», dijo Nan-in, «estás lleno de tus propias opi
niones y especulaciones. ¿Cómo puedo enseñarte lo que es el zen a menos que vacíes primero tu taza?».
101 historias zen