Capos importantes - 19 Feb 25
Las antenas de la Interpol estaban más encendidas que nunca. Micrófonos ocultos, cámaras discretas, agentes vestidos de civil. En Rusia, había un despliegue poco usual de agentes listos para detectar la presencia de algunos de los criminales más importantes del mundo. La Interpol había montado un operativo silencioso en la tierra de los zares sobre la certeza de que durante 32 días, entre junio y julio de 2018, hombres y mujeres con fichas rojas retarían las órdenes de aprehensión que tienen pendientes en decenas de países y buscarían mezclarse con los aficionados de la Copa del Mundo 2018 para alentar a sus selecciones nacionales. Eventos como el Super Bowl, la Fórmula 1, las peleas estelares de box en Las Vegas, acarrean horas de trabajo extra para las policías internacionales, porque suelen reunir a poderosos criminales que creen que las multitudes les cubren con un manto de anonimato. La Copa del Mundo no sería la excepción. Y entre todas las sedes del Mundial 2018, una acaparó la atención de la Interpol: San Petersburgo, pero no por su estadio, sino por su puerto, que es el principal punto de entrada de cocaína a Rusia desde América Latina. Para muestra, un año más tarde, en 2019, agentes rusos incautaron 400 kilos de cocaína escondidos en latas provenientes de Ecuador. Lo siguiente está asentado en correos electrónicos de la Fiscalía General de Colombia que fueron desclasificados por hackers, quienes entregaron el contenido a más de 40 medios en un escándalo y cobertura periodística llamada NarcoFiles. Entre esos correos está una advertencia de un agente de la Interpol a las autoridades colombianas, porque han detectado en esos días y en San Petersburgo a un criminal apodado “Mr. 005” o “El Señor 005”. A ese hombre, que podría ser ruso, ucraniano o polaco, se le escuchó en varias reuniones ofreciendo armas y drogas a quienes cotizaron sus servicios como traficante de altos calibres o aval de los envíos de cocaína a Rusia. En las citas con líderes criminales, el espiado alardeó sobre su fama: aseguró que sus clientes siempre quedan satisfechos con su desempeño y citó, entre varios, a colombianos, “incas” y “aztecas”, es decir, peruanos y mexicanos. Por la manera en que hablaba, la Interpol lo perfiló como un hombre de mediana edad, educado y con un alto coeficiente intelectual. Incluso, su alias parecía relacionado con su modus operandi. Le dirían “El Señor 005” por el Quinto Mandamiento en la Biblia. Es decir, no matarás. La garantía de que sus negocios se hacían con astucia y sin derramar sangre. Incluso, en una de las citas, “El Señor 005” hizo un alarde descarado. Según él, gracias a sus socios y habilidades, capos como “El Chapo” Guzmán y el colombiano “Otoniel”, habían pasado de criminales nacionales a internacionales. “Sin mi”, dijo, “ellos no serían ricos. Yo los volví multimillonarios”. Sus palabras sirven de ejemplo para delinear el poder de un club exclusivo al que pertenecía ese hombre espiado por la Interpoil: los brokers del crimen organizado internacional. Es decir, los hombres y mujeres desconocidos para el mundo, pero que tienen en sus manos los hilos invisibles que mueven a cárteles, mafias, pandillas y terroristas. La Interpol los define como personas con capacidades y contactos extraordinarios para juntar una mafia con otra cruzando continentes. Los que logran que un capo en Sinaloa tenga cuentas de banco en Andorra, que un pandillero brasileño tenga casa en Dubai o que un terrorista nigeriano invierta en criptomonedas, a pesar de que los esos criminales apenas hablen su propio idioma y no hayan estudiado más allá de la primaria. Los brokers son los que mueven el tablero delictivo del planeta y de ellos no hablamos porque sabemos casi nada de ellos. En su lugar, discutimos sobre capos famosos porque esa es la cara que la delincuencia nos deja ver. Pero más allá de las fichas de búsqueda que se hacen virales, hay un club de criminales poderosos que valen más que varios presidentes. Hoy, “El Señor 005” está desaparecido. Tal vez, vivo y con identidad de falso agente de la DEA o profesor universitario o químico para una empresa… o muerto. De su existencia hay más dudas que certezas, excepto una: en Rusia se escondía un hombre de probada eficacia criminal a nivel global que alardeaba, desde el anonimato, que él en solitario había construido a los capos más despiadados de América Latina. Y a la Interpol le pareció que su relato era tan verídico que lo comunicó usando canales oficiales.See omnystudio.com/listener for privacy information.